28.11.05

Otros mundos, otros tiempos (II)

Otros mundos, otros tiempos – Recopilación de cuentos de Erle Sanley Gardner, Isaac Asimov, Theodore Sturgeon, Philip K. Dick y otros – A.T.E., Barcelona, 1976 – Título original: Other worlds, other times; año 1975 – Traducción: Carlos Peralta.

(Viene de una entrada anterior.)

Una breve referencia a los otros cuentos del volumen. El segundo cuento se titula La carretera J y es de Charles Eric Maine, de quien no recuerdo haber leído otros relatos. Un cuento sobre viajes en el tiempo, interesante sin llegar a ser muy original; “ni muy bueno ni muy malo” sería una calificación adecuada. En mi opinión habría mejorado si el autor hubiera prescindido de las explicaciones iniciales acerca de que para poder viajar por el tiempo uno debe multiplicarse a sí mismo por la raíz cuadrada de –1 (sic).

El tercer cuento se titula El pecado de Hyacinth Peuch y es de Eric Frank Russell. La acción transcurre en el presente, tal vez en un pasado cercano, en un pueblito perdido en medio de la campiña francesa, un pueblito cuya vida plácida y rutinaria no se ha visto alterada en más de dos siglos. Pero de pronto, una serie de asesinatos, al mismo tiempo misteriosos y horribles, sacude la modorra de estos tranquilos campesinos franceses. Prefiero no revelar más datos de este cuento de suspenso muy bien narrado.

Sigue ¿A la abeja le importa? de Isaac Asimov. Un Asimov puro, es decir un cuento basado en una idea ingeniosa que es llevada adelante por personajes que juegan perfectamente su papel de piezas de ajedrez. No diré cuál es la idea, que equivaldría a contar el final del chiste.

El quinto es El metal que te encanta tocar, de Robert Bloch. Un hombre enamorado de un robot femenino. Hubiera sido interesante saber el año de edición original del cuento, dato que no figura en el libro. En la década del ’40 pudo ser un relato original, pero en la del ’70 sería ingenuo y pasado de moda.

Sombra, sombra en la pared, de Theodore Sturgeon es el sexto. Un cuento de terror, puro y simple, y muy bien escrito (Sturgeon es realmente un muy buen escritor).

El hombre que vio el futuro, de Edmond Hamilton, es el siguiente. Puede decirse sobre este cuento lo mismo que de El metal que te encanta tocar, de haber sido escrito en la década del ’40 o ’50, podríamos hablar de un relato original. En tiempos posteriores pasa a ser ingenuo. El cuento habla de unos científicos que en un futuro indefinido experimentan con el viaje en el tiempo. Como parte de estos experimentos los científicos llevan a su tiempo a un hombre de la Edad Media. Cuando el hombre es devuelto a su tiempo explica a sus amigos lo que ha visto y es por ello acusado de brujo.

El último cuento es Flautistas en el bosque, de Philip K. Dick. Un cuento inquietante con un final inquietante. Un Dick puro, es decir, un relato excelente.

No hay comentarios.: