3.11.05

El Fin de la Infancia

El Fin de la Infancia – Arthur C. Clarke – Ediciones Minotauro, Buenos Aires, 1984. La edición que tengo en mis manos no registra título original, ni año original, ni tampoco el nombre del traductor.
Debo decir que, en líneas generales, Clarke no me gusta como escritor. En mi opinión, El Fin de la Infancia es la mejor de sus novelas (y tal vez esté entre las mejores de la Ciencia Ficción), seguida por 2001, Odisea del Espacio y mucho más atrás por Cita con Rama (ésta última ya no sé si entraría en el grupo de las mejores). Estas tres son las únicas novelas de Clarke que rescataría como buenas, junto con algunos pocos cuentos. Pero, claro está, no es más que una opinión personal; Clarke es un clásico y seguramente tiene también su grupo de seguidores.

Resumen: La novela está dividida en dos partes. La primera de ellas originalmente fue un cuento (del mismo modo que el cuento El Centinela se transformó en inspiración y casi parte de 2001, Odisea del Espacio). Esta primera parte narra la llegada a la Tierra, a fines del siglo XX y justo cuando la Humanidad está por lanzarse al espacio, de una raza alienígena tecnológicamente muy avanzada. Estos alienígenas llegan en enormes naves, que se estacionan flotando sobre las principales ciudades de nuestro planeta.

El modo en que los alienígenas de Clarke llegan a la Tierra me recordó siempre el modo en que llegan los alienígenas de la serie de televisión V, Invasión Extraterrestre, muy popular en la década del ’80. Con la diferencia de que los alienígenas de la serie muestran rápidamente su aspecto (al menos su aspecto aparente) mientras que, a lo largo de toda la primera parte de la novela, los alienígenas de Clarke se ocultan completamente y sólo hablan por radio, sin mostrar su imagen (sólo en la segunda parte del libro se llega a saber el por qué de este comportamiento).

Esta raza alienígena, que los hombres bautizan los Superseñores, toma el control de todos los gobiernos de la Tierra, a fin de detener las guerras y acabar con el hambre y la pobreza. Como lector temí que los Superseñores se revelaran finalmente como los invasores que otras historias nos han enseñado a esperar, pero eso nunca sucede (y esto es un mérito del relato). Los Superseñores son moralmente intachables y logran su objetivo de traer la paz y la prosperidad a la Humanidad. Algunos grupos humanos luchan contra esta dictadura benévola, pues quieren que el Hombre siga su propio camino y cometa sus propios errores. Pero todos los intentos de rebelión fracasan.

Es claro, por otra parte, que Clarke está a favor de este control total con fines benévolos. Podemos plantear aquí entonces una pregunta cuasi-filosófica: si fuera posible hallar un dictador moralmente perfecto con la capacidad de solucionar todos nuestros problemas, con la única condición de entregarle el control total del planeta ¿sería correcto darle todo el poder?

La segunda parte transcurre una generación más tarde. Los humanos ya se han acostumbrado a la presencia de los Superseñores, así como a la paz y la prosperidad (bueno, ¿quién no se acostumbraría rápidamente a la paz y la prosperidad?). Los Superseñores revelan finalmente su verdadero aspecto y se pasean libremente por la Tierra. Pero sus verdaderos fines sólo llegarán a ser conocidos mucho más tarde y solamente por un único hombre, el último ser humano sobre la Tierra. Un libro ciertamente recomendable.

1 comentario:

Kik3 dijo...

Me ha parecido un libro interesante, apunto lo mismo que Laura,"al terminar de leer las últimas páginas y cerrarlo me produjo una sensación de desasosiego y desprotección", creo que define muy bien la sensación que deja en ti este libro.