
Su vida sigue rutinaria, sin recuerdos del pasado ni planes de futuro, hasta el momento en que Charlie es elegido por un equipo médico para ser sometido a una cirugía experimental que llevará su coeficiente intelectual a niveles “normales” y también mucho más allá. Este crecimiento intelectual no es inmediato, sino gradual, y la novela narra la evolución de Charlie desde el nivel infantil hasta el de genio superdotado. Pero sobre todo narra el descubrimiento que hace Carlie de sí mismo, de su personalidad y de su propio y olvidado pasado.
El dato más interesante es que la novela se estructura en una larga serie de “informes de progreso” que nuestro muchacho escribe a pedido del equipo médico que lo ha operado, es decir, la narración está hecha “desde adentro”, contada por la voz del propio Charlie, en una primera persona muy convincente y por momentos casi conmovedora.
David Pringle incluye a Flores para Algernon en su lista de las cien mejores novelas de Ciencia Ficción escritas en inglés entre 1949 y 1989. Un puesto sin dudas merecido.
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