25.1.11

La sombra del torturador

La Sombra del Torturador (Libro del Sol Nuevo I) - Gene Wolfe - Minotauro, Buenos Aires, 1990 - Título original en inglés: The Shadow of the Torturer (Volume One of The Book of the New Sun), año 1980 - Traducción: Rubén Masera y Luis Domenech.


Aclaración: La Sombra del Torturador es la primera parte de una pentalogía que se completa con los libros La Garra del Conciliador, La Espada de Lictor, La Ciudadela del Autarca y La Urth del Sol Nuevo [que más adelante podrán ser reseñados en este blog]. Los libros de esta pentalogía no pueden ser leídos por separado, se trata en realidad de una única y larga novela en cinco tomos (al estilo de los tres tomos de El Señor de los Anillos) y el libro aquí reseñado sirve esencialmente para presentar del "universo" en el que transcurre la novela, así como para mostrarnos los primeros años de vida de su protagonista. Aunque sea solamente una quinta parte de la historia, la riqueza del mundo en el que ésta transcurre y la profundidad psicológica de su protagonista ameritan que se le dedique una reseña.

Un toque personal: En una entrada anterior comenté la idea de Samuel R. Delany de que la dificultad de quienes intentan leer ciencia ficción, pero no logran entrar en ella, está localizada generalmente en la imposibilidad de captar aquellos detalles que el autor va dejando caer para describir el universo en el que transcurre la historia.

La suposición de Delany puede, o no, ser correcta (por mi parte, creo que es sólo parcialmente cierta), pero sí es verdad que en muchos libros de ciencia ficción el universo de la historia se nos va develando a través de detalles muy sutiles, pequeñas piezas de un rompecabezas que el lector debe ir armando gradualmente en su cabeza. También es cierto que son esos, precisamente, los libros que más suelo disfrutar.

La Sombra del Torturador es uno de esos libros. Por ejemplo, en este libro muchas veces sucede que ciertas referencias o menciones recién son comprendidas gracias a detalles que aparecen mucho más adelante. El mundo donde transcurre esta historia es muy extraño (para nosotros), sus costumbres son exóticas, sus clases sociales, difíciles de clasificar (o de comparar con las nuestras). Y todo ese mundo, con todas sus complejidades y rarezas, nos es lanzado a la cara sin explicación alguna ya desde la primera página. ¡Excelente!

Excelente, sí, que demasiado para mí. Al leer el primer capítulo sentí en carne propia aquella que describe (o imagina) Delany: no pude armar en mi cabeza "el mundo de la historia". Era demasiado extraño. El primer capítulo se me hizo largo e incompresible, y sin terminar de leerlo pasé al segundo capítulo, pero de éste no llegué más allá de las primeras dos o tres páginas.

Pero no me di por vencido. Después de todo, la contratapa traía comentarios elogiosos de gente muy respetada, así que no podía ser un mal libro. Así que lo dejé "descansar" unos días. Terminado el descanso intenté esta estrategia: comencé a hojear el libro al azar, buscando un párrafo, una palabra o una oración que me llamaran la atención. No sé por qué, pero después de un rato me detuve en una parte en la que el protagonista recorre una interminable biblioteca guiado por un bibliotecario ciego (¿un alter ego de Borges?). Comencé a leer desde allí. (Curiosamente un par de páginas después el protagonista, tal como había hecho yo, hojeaba un libro al azar.)

A partir de ese punto, el libro me atrapó. Leí hasta las tres cuartas partes y luego lo retomé desde el comienzo, que ahora se me hizo llevadero e interesante. Llegué hasta la parte de la biblioteca y luego me posicioné en la recta final y lo terminé a un buen ritmo. Tal vez sea una forma rara de leer un libro, pero me sirvió de mucho en este caso y puede recomendarse como estrategia para leer libros "difíciles".

Wolfe y Vance: La acción transcurre en la Tierra en un remoto futuro, tal vez millones de años por delante de nosotros. Tan remoto es ese futuro que el Sol se ha debilitado y está rojo y moribundo. Hay, en realidad, muchas similitudes entre este universo y el de La Tierra Moribunda, de Jack Vance: en ambos el Sol está moribundo, en ambos hay una sociedad cuasi-medieval, en ambos hay magia (en el sentido literal, aunque mucho más explícitamente en Vance).

Un ejemplo: en el libro aquí reseñado hay una minuciosa descripción de una posada construida en base a plataformas de madera ubicadas a diferentes alturas alrededor del tronco de un enorme árbol. Una descripción que parece escapada de cualquiera de los libros de Vance sobre la Tierra moribunda. De hecho, si me hubieran mostrado aisladamente ese fragmento y me hubieran dicho que era una parte inédita de La Saga de Cugel, no hubiera tenido motivo para dudar de ello.

La diferencia importante entre ambos universos es que Vance se detiene a explicarnos detalladamente las raras costumbres de sus gentes, que luego usa como disparador para las aventuras de sus personajes. Por el contrario, Wolfe, como ya dije antes, deja que nos arreglemos como podamos para descubrir las reglas del mundo y hace pie más profundamente en los sentimientos y las motivaciones de los personajes.

Resumen: Como decía antes, la acción transcurre en la Tierra, millones de años en el futuro. La sociedad de ese tiempo tiene fuertes características medievales: gremios cerrados que viven en torres o en sectores específicos de la ciudad, ciudades amuralladas, señores feudales, etc. La tecnología que se usa es primitiva (se iluminan con velas, usan carretas tiradas por animales, etc.), pero hay por aquí y por allá artefactos de alta tecnología que todavía se usan. Existe también el recuerdo de una época pasada muy lejana en la que se viajaba a las estrellas y se tenía contacto habitual con seres de otros planetas (en algún momento se nos muestra "de lejos" a alguno de esos seres).

El protagonista, y a la vez narrador en primera persona, es Severian, quien ha sido criado por el Gremio de los Torturadores. Los Torturadores (quienes ejecutan literalmente la tarea que su nombre indica) viven en la Torre Matachina y reciben (y encierran, torturan y ejecutan) a quienes han sido condenados por el Autarca u otras autoridades de la ciudad (ya sea por haber cometido delitos, ya sea por haber caído en desgracia).

Uno debería odiar a esos tipos, a esos energúmenos que tienen la tortura por oficio, pero de alguna manera no lo logra (bueno, yo no los odié, tal vez sí lo hayan hecho otros lectores). Porque, aunque torturadores, no son sádicos. Quizás contribuya a esto (a separarlos del sadismo inherente a su actividad) el lenguaje que usan y que los escuda de los horrores que con tanta frialdad ejecutan: a sus víctimas las llaman clientes, a la sala de torturas la llaman sala de examen, el mismo gremio no se llama Gremio de los Torturadores (ése es el nombre que le da la gente), sino que su nombre oficial es Orden de los Buscadores de la Verdad y la Penitencia.

Se parece a la deformación del lenguaje que se hace en 1984, donde el ministerio que persigue, tortura y mata a los disidentes se llama Ministerio del Amor. Pero, me parece entender que, mientras que en 1984 ese lenguaje está orientado a engañar al pueblo, en La Sombra... sirve para autoengañar a los propios miembros del gremio.

En el comienzo la historia nos muestra a Severian como aprendiz de torturador [en otra referencia a Borges, Severian, como Funes, es incapaz de olvidar, es más, afirma que es incapaz de comprender qué es aquello que los demás llaman olvido]. El texto nos muestra los primeros años de Severian en el gremio, y se centra principalmente, como decía antes, en la exhibición de las rarezas de la sociedad en que vive e insinuar los conflictos que se irán resolviendo en los libros posteriores.

La primera crisis se produce cuando Severian comete contra el gremio un delito sin precedentes: permite que un cliente se suicide para aliviar su sufrimiento. Para castigar a Severian, pero a la vez ocultar el hecho de que la "tarea" no pudo completarse adecuadamente, el gremio manda a Severian al exilio, bajo el velo de encargarle una tarea en una ciudad lejana del norte.

Y es así que Severian, que esperaba pasar toda su vida en la Torre Matachina, la abandoba y sale al mundo a descubrir sus gentes y sus peligros. El primer descubrimiento de Severian es que su Torre (que él creía enorme) no es más que una parte insignificante de una extraordinariamente grande ciudad, que no es más que una parte pequeña del mundo.

Tan grande es esa ciudad que Severian (tras enfrentarse a los guardias de un puente, ser retado a muerte en un duelo con plantas extraterrestres y otras aventuras), después de toda la novela, apenas logra llegar a sus murallas. Y el final de la novela nos lo muestra cruzando las puertas de esa muralla (muralla que es tan alta como una montaña) rumbo a un mundo verdaderamente extraño. Creo que no necesito agregar que el libro me gustó mucho.

Curiosidad: La ciudad en la que transcurre la historia se llama Nessus, como el personaje de Mundo Anillo.

Una cita: "Gurloes era uno de los hombres más complejos que he conocido, porque era un hombre complejo que trataba de ser simple. Por lo menos, según la idea de simplicidad que tiene un hombre complejo."

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