2.11.05

Marciano, vete a casa

Marciano, vete a casa – Fredric Brown – Hyspamérica Ediciones, Buenos Aires, 1982. Título original: Martians, go home; año 1955. Traducción: Francisco Blanco.
Mentalmente, los marcianos eran más parecidos que físicamente, aunque también en ese nivel se observaban pequeñas diferencias.
Pero desde el primero al último eran abusivos, irritantes, molestos, rudos, brutales, parlanchines, discutidores, detestables, descorteses, execrables, malignos, descarados, odiosos, hostiles, de mal genio, insolentes, respondones, burlones, canallescos, aguafiestas. Eran impúdicos, repugnantes, desagradables, mareadores, quisquillosos, perversos, peleones, faltones, sarcásticos, traidores, truculentos, incívicos, pesados, hirientes y obstinados en mostrarse enojosos y en causar dificultades a todos los que se ponían en contacto con ellos.

Fredric Brown, además de un maestro del relato ultra-corto, es el gran desestructurador de la Ciencia Ficción y el genio de la ironía y el humor. Con dos o tres trazos Brown es capaz de plantear el universo más absurdo que uno pueda imaginar y ubicar en él historias coherentes y verosímiles.

Mientras los relatos de Ciencia Ficción de la época presentaban alienígenas de aspecto cada vez más barroco, aspecto que era explicado como resultado de procesos evolutivos en planetas exóticos, Marciano, vete a casa plantea la invasión a la Tierra por los marcianos, los mismísimos marcianos que, para mejor, no son ni más ni menos que hombrecitos verdes.

Los marcianos de Brown no tienen armas físicas y ni siquiera naves. Sus únicas armas son la burla y el desprecio y gracias a ellos llevan a la Tierra a una depresión (económica, moral y emocional) sin precedentes. Para saber qué sucede después hay que leer el libro, un libro ciertamente muy divertido.

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