
El resto del argumento de este hipotético relato no es relevante. Se trata solamente de una parodia de muchos cuentos de Ciencia Ficción (especialmente norteamericanos de las décadas del ’50 y ’60) que imaginan sociedades (norteamericanas) futuras como una simple copia de la sociedad (norteamericana) de la época, aunque, eso sí, insertando en artefactos futuristas o informaciones de Marte en el informativo de las seis.
Muy por el contrario, siempre he admirado a los escritores capaces de imaginar estructuras sociales coherentes y a la vez radicalmente nuevas. Estructuras sociales que no sean una mera copia de las sociedades actuales, ni tampoco su mero negativo, ni el resultado de colocar de cualquier manera uno al lado del otro detalles extraños y artificiosos.
Éste, creo yo, es uno de los méritos principales de Jinetes de la Antorcha: la descripción de una sociedad y una técnica futuras que no son ni copia ni un negativo de las sociedades y las técnicas conocidas. Una sociedad coherente y creíble que, además, ha tenido que evolucionar en el espacio.
Resumen: La historia transcurre en un futuro lejano, indefinido. La Humanidad (o la pequeña parte de ella que ha podido hacerlo) ha debido abandonar la Tierra, planeta que ha quedado inhabitable a causa de la contaminación y el maltrato. La acción transcurre en la Migración, el grupo de naves que a lo largo de los siglos lleva y ha llevado a hombres y mujeres en su búsqueda de un nuevo planeta donde establecerse (se trata de un universo einsteniano, por lo que el viaje se hace a velocidades muy por debajo de la de la luz).
La acción se inicia cuando Jofe D’mahl, una especie de director de cine (aunque está más lejos de los directores actuales que George Lucas de los hermanos Lumière) está a punto de presentar su última creación. Pero su presentación es interrumpida por el anuncio de que los astrónomos han detectado finalmente un planeta habitable al que la Migración podrá llegar en el transcurso de poco tiempo. Jofe D’mahl intentará entonces recuperar el protagonismo que, según él siente, este anuncio le ha robado.
No hay que esperar aquí relatos heroicos, ni luchas con rayos láser. Tampoco una trama llena de misterios y sorpresas. Sí, una descripción muy lúcida e interesante de una sociedad futura que evoluciona en circunstancias muy desfavorables.
(El volumen se completa con un cuento de 1977, también de Spinrad, titulado Black-out. Es un cuento con un desarrollo y un final tan abiertos a distintas interpretaciones que me siento incapaz de comentarlo.)
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