22.8.06

Visitantes Milagrosos

Visitantes milagrosos – Ian Watson – Ediciones B, Barcelona, 1987 – Título original: Miracle Visitors; año 1987 – Traducción: Santiago Jordán.

Leí por primera este libro hace muchos años y recuerdo claramente que en aquél momento no me gustó. Pero como todo libro merece una segunda oportunidad, volví a leerlo hace algunos meses y esta segunda vez, aunque no puedo decir que haya gustado mucho, al menos puedo decir que logré entender la idea del autor al escribir el libro y, al mismo tiempo, logré entender por qué no me había gustado la primera vez.

Aquella primera vez leí el libro como si fuera simplemente una novela que narra una historia, y esa historia me pareció floja, poco interesante. Pero en la segunda lectura comprendí que no es ésa la manera correcta de leerlo, no es una novela que narra una historia, el libro es en realidad la exposición de una tesis. Es decir, la historia no es un fin en sí misma, sino el medio para exponer una idea. No digo, me apresuro a aclarar, que Ian Watson crea necesariamente que esa idea es correcta. Es posible que con su novela Watson simplemente simule ser un escritor que expone una tesis y que, para hacerla de más fácil lectura, en lugar de describirla en un tratado, la expone a través de una historia.

La tesis es la siguiente: Todos los seres vivos de la Tierra formamos, juntos, un único organismo vivo, y cada uno de nosotros (los seres humanos, los otros animales, las plantas, bacterias, etc.) somos para ese organismo el equivalente de lo que son las células para nuestro cuerpo. Hasta aquí no hay nada original ni particularmente sorprendente. La tesis sigue diciendo que ese organismo genera (o tiene asociada) una mente, del mismo modo que nuestro cerebro genera (o tiene asociada) una mente. Esta mente es “mayor que la suma de sus partes” y cada una de las partes que la componen es incapaz de comprenderla. En particular nosotros somos incapaces de comprender la actividad de esa mente global, del mismo modo que una neurona particular es incapaz de leer o escribir.

La actividad de esa mente, sigue diciendo la tesis, se nos manifiesta como actividades extrañas, ajenas a nuestra experiencia común y que percibimos según sea el contexto intelectual de cada época. En los tiempos bíblicos esa actividad fue percibida como zarzas ardientes o ángeles, en la Edad Media fueron súcubos e íncubos y en la actualidad son OVNI’s. Ése es el punto central de la tesis: los OVNI’s y todo lo que gira en torno a este fenómeno (abducciones, hombres de negro, etc.) son manifestaciones (por su propia naturaleza incomprensibles) de esta mente planetaria. Estas manifestaciones siempre han convivido con nosotros y ahora toman esta forma particular porque en este tiempo estamos predispuestos a dar explicaciones tecnológicas a los fenómenos extraños, así como en otros tiempos las explicaciones eran místicas o religiosas.

No es posible entender la novela sino como el desarrollo progresivo de esta tesis.

Resumen: La historia comienza con John Deacon, un psicólogo inglés que estudia el fenómeno de la conciencia. Como parte de su trabajo Deacon realiza rutinariamente experimentos con hipnosis. En la primera escena de la novela (que, en efecto, toma a veces la forma de escenas casi desconectadas) vemos a Deacon hipnotizando a Michael Peacocke, un joven estudiante universitario que Deacon ha elegido porque ciertas pruebas previas parecían indicar que sería un buen sujeto de hipnosis.

Bajo hipnosis, sin que le sea sugerido, Michael comienza a relatar un típico caso de abducción: siendo Michael un adolescente es llevado a una nave espacial, donde es inducido a mantener relaciones sexuales con una alienígena y luego se le ordena olvidar el incidente. Deacon no cree que la experiencia relatada sea real, sino que es el resultado de una fantasía adolescente, luego reprimida, rápidamente, sin embargo, cambiará de idea. Deacon hipnotizará varias veces a Michael, tras cada sesión ocurrirá algún suceso extraño: una vez avistan un reptil volador prehistórico, otra vez, una luz voladora le corta la cabeza al perro de Deacon, otra, los hombres de negro molestan a la novia de Michael, etc. Hacia este punto la acción se hace lenta, se vuelve una sucesión de hechos por momentos inconexos. Hacia el final de la novela todos estos hechos serán expuestos desde el punto de vista de la mente global y veremos así su lógica subyacente. El final es hasta cierto punto irrelevante, dado que no es la historia en sí lo que interesa.

No sé si recomendaría la lectura de Visitantes Milagrosos. Todo libro, dije antes, merece una segunda oportunidad, ¿merece siempre una primera?

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