19.9.06

Ucronía panfletaria

Doble Destino – C. M. Kornbluth – Cuento incluido en la antología Cuatro pasos al futuro – Ediciones Acervo, Barcelona, 1977. Título original del cuento: no está registrado, año 1958. Traducción: Sebastián Castro.

En la entrada anterior hablábamos de ucronías, relatos de Tierras alternativas en las que la Historia ha seguido rumbos distintos a los conocidos. El cuento que aquí comentamos es también una ucronía, podríamos decir que una ucronía panfletaria.

Después de terminada la Segunda Guerra Mundial muchos de los científicos que contribuyeron a la construcción de la bomba atómica se cuestionaron si habían hecho bien al participar en ese proyecto. Este cuento es una respuesta a ese cuestionamiento moral, una respuesta que dice “sí, hicieron bien, miren lo que hubiera pasado si no construíamos la bomba”.

Resumen: El cuento comienza en mayo de 1944, momento en el que el Proyecto Manhattan (el proyecto de construcción de la bomba atómica) parece tener un destino incierto. No es para nada evidente que la bomba podrá llegar a ser una realidad y los rumores indican que el personal reasignado a otras tareas. Una tarde de calor Edward Royland, un físico asignado al proyecto, recibe en su escritorio el resultado de algunos cálculos. Una primera ojeada a los papeles le sacude la modorra pues rápidamente Royland se da cuenta que esos cálculos indican que la construcción de la bomba atómica es posible.

Royland (símbolo pequeño de la comunidad científica entera) entra entonces en una crisis de conciencia. ¿Qué debe hacer? Él sabe que si rompe esos papeles en poco tiempo el proyecto será desactivado y la bomba no se construirá. Pero si revela el contenido, la bomba será una realidad en pocos meses. ¿Debe entregarle semejante poder a los militares? ¿O debe guardar el secreto?

Presa de estas dudas, Royland deja su oficina y se va al desierto cercano a visitar a un viejo amigo, el chamán de una tribu hopi asentada en los alrededores. Ambos tienen una larga charla en la que el chamán adivina que Royland está preocupado por un grave dilema que no le quiere revelar. El chamán invita entonces a Royland a participar de una ceremonia hopi en la que la introspección le permitirá analizar su profundos dilema. Como parte de esta ceremonia, Royland consume unos hongos alucinógenos que tienen en él una consecuencia inesperada: lo proyectan a un viaje en el tiempo, un viaje a una Tierra alternativa ciento cincuenta años en el futuro.

Nunca quedará claro en el relato si este el viaje en el tiempo es real o sólo imaginario, probablemente sea lo segundo, pero lo cierto es que Royland llega a una Tierra alternativa en la que los Estados Unidos nunca construyen la bomba atómica y como consecuencia de ello los Aliados perdieron la guerra. En este mundo alternativo, Estados Unidos está dividido en dos regiones, una región occidental dominada por los nazis y una oriental, dominada por los japoneses.

Royland pasa algunos meses en este mundo, huyendo de peligro en peligro. La sociedad no sólo está completamente militarizada sino que es decididamente retrógrada y primitiva, tanto en su estructura social como en su ciencia y su tecnología. Dicho con más precisión, este mundo alternativo resulta ser una verdadera mierda. La parte japonesa está dividida en feudos en las que esclavos trabajan la tierra para el señor reinante. Los nazis, por su parte, han resuelto el problema de la salud pública enviando a las cámaras de gas a los enfermos. La tecnología, por otra parte, no sólo no ha avanzado sino que ha retrocedido y el saber científico ha vuelto a los tiempos de la alquimia y las sanguijuelas (como en Pavana, el autor parece creer que sólo los angloparlantes son capaces de avanzar científica o tecnológicamente).

Después de huir por igual de shogunes asesinos y de discípulos del Dr. Mengele, Royland encuentra por casualidad una muestra de los mismos hongos que tomó con el chamán hopi y al comerlos regresa mágicamente a su tiempo original, casi al mismo momento en que su viaje o alucinación habían comenzado. Se da cuenta entonces de lo que le espera al mundo si él se guarda el secreto de la bomba y sale literalmente corriendo a transmitir la buena nueva a sus superiores. Fin. Moraleja: hicieron bien en construir la bomba, miren de lo que nos salvamos.

Más allá de su deplorable carácter panfletario, el cuento es malo desde todo punto de vista. En especial porque rompe la regla básica de la ucronía: la Historia alternativa que una ucronía relata debe tener cierta racionalidad, ciertos visos de verosimilitud. Nunca podremos saber qué habría pasado realmente si se hubiera cambiado tal o cual punto del pasado, pero la ucronía debe mostrarnos una alternativa creíble.

En Doble Destino, en cambio, debemos creer que si los Aliados no hubieran construido la bomba atómica entonces habrían perdido la guerra. Esto es falso desde todo punto de vista pues cuando la bomba finalmente se lanzó, en agosto de 1945, la guerra estaba prácticamente terminada. Me atrevo a decir que, si todavía no había efectivamente terminado, fue solamente porque Estados Unidos decidió prolongarla para, justamente, tener la oportunidad de usar la bomba antes de que la guerra terminara. Hay otras incoherencias en el relato, pero creo que ésta es la principal, pues muestra el error básico en el mensaje que el cuento pretende transmitir. Un mensaje falso, y además mal transmitido.

¿Es necesario decir que el cuento no me gustó? En cuanto a los otros cuentos en la misma antología, el único que sobrevive al análisis es uno de Dick, bastante bueno (tan bueno como pesimista), que de todos modos conviene buscar en algún otro libro.

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