27.12.10

Una breve de Samuel R. Delany

Lo que sigue es el fragmento de una entrevista a Samuel R. Delany, publicado por la revista argentina Minotauro (segunda época) Nº 7, de agosto de 1984 (desde aquí puede descargarse en formato pdf):

El autor de ciencia ficción crea un universo para ubicar en él su historia. Muchas veces (tal vez en la mayoría de las veces) ese mundo es muy diferente del que vivimos cotidianamente, ya sea porque el "ahora" de la historia se ubica en un tiempo diferente (pasado, futuro o en un tiempo inexistente), o porque las leyes naturales o sociales de ese mundo son diferentes, o por otros mil motivos posibles.

A veces, las leyes de ese otro universo nos son expuestas abiertamente, como en el manual de instrucciones de un juego. Pero en los mejores libros, esas leyes nos van siendo presentadas a través de detalles sutiles o de descripciones en apariencia casuales.

En la entrevista, Delany cita un ejemplo: "En las primeras páginas de Mercaderes del Espacio hay una oración: 'Me froté la cara con jabón depilatorio, y me la enjuagué con un hilito de agua dulce'. El jabón depilatorio indica que es ciencia ficción porque nosotros no usamos jabón depilatorio -aunque exista en el mundo real- pero nos está contando algo acerca del mundo, nos cuenta algo acerca del mundo de esa historia; el agua dulce es un modo de implicar que este mundo hay canillas de agua dulce y canillas de agua salada en todas las casas, y el hilito nos indica que el agua dulce escasea."

Y arriesga la teoría de que aquellas personas que han intentado con ganas leer ciencia ficción, pero que no le han encontrado sentido, tienen en el fondo una gran dificultad para captar esas sutiles señales que el autor va dejando y que permiten al lector descubrir las leyes del mundo en el que transcurre la historia. Explícitamente Delany clara que sólo se refiere aquí a quienes intentaron leer ciencia ficción y no le encontraron sentido, no a quienes redondamente se han negado a leerla.

Dando clases de lectura de ciencia ficción Delany dice que descubrió que esas personas "no captaban las insinuaciones, las sugerencias, las claves que utiliza cualquier escritor de ciencia ficción para que el mundo sea coherente, y no podían armar un mundo. Les costaba de veras, a menos que hubiera una página expositiva. Todas esas claves y demás, que son la esencia de una historia de ciencia ficción, por las cuales el autor otorga vida a la cosa y le da brillo a la cosa, para ellos resultaba literalmente imposible entender cómo leerlas."

¿Será así? ¿Será ésa la gran dificultad de quienes no pueden "entrar" en la ciencia ficción? Evidentemente es una dificultad, aunque seguramente habrá otros factores sumados a ella. Sin embargo, hace poco, pude vivir en carne propia la dificultad que cita Delany, al intentar libro (de la más pura ciencia ficción) cuyo mundo parecía un rompecabezas tan difícil de armar que me expulsó de la lectura... pero me referiré a él en la próxima entrada.

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