1.
"Apareció un carpincho bebé y enterneció a TikTok."
(Diario Crónica, de Buenos Aires, 25 de agosto de 2021.)
2.
Jenifer camina encorvada. Camina lento. Camina ojerosa. Todavía no se ha visto en el espejo, pero desde hace algunas horas que camina con varias canas nuevas.
Un año y medio atrás, cuando fue nombrada jefa del servicio de terapia intensiva, caminaba de un modo muy diferente. Caminaba erguida. Con una sonrisa imborrable. Jenifer llevaba en el bolso una libreta. Donde anotaba ideas. Primero, diez. Luego, veinte. Unos días después, cincuenta y ocho.
Pero llegó la pandemia.
Las ideas quedaron en cincuenta y ocho. Quedaron olvidadas en cincuenta y ocho. Y además Jenifer camina encorvada. Está saliendo del hospital. Frunce los ojos, la sorprende que el sol esté tan alto. ¿Está dejando el hospital antes de tiempo? Más probablemente sea demasiado tarde. Últimamente siempre es demasiado tarde. Jenifer saca el celular para comprobar la hora. En cuanto lo toca, se abre un video de TikTok, una aplicación que ella no tiene instalada. En el video, un carpincho bebé saluda a cámara una y otra vez. Una y otra vez. Una y otra vez. Jenifer no consigue cerrar el video. Reinicia el celular. Cuando el aparato vuelve a encenderse, aparece otra vez el video de TikTok. Con el carpincho bebé. Que saluda una y otra vez. Una y otra vez.
3.
La señorita Marcela, maestra de séptimo grado, da su clase por Zoom. Clase de matemática. Su enésima clase de matemática por Zoom.
De los veintidós alumnos del curso, hoy se conectaron ocho. Muchos, para lo que es habitual. La señorita Marcela pone las manos bajo el escritorio. Lo hace para acordarse de no gesticular con ellas. Para que las manos no se vean en la pantalla. Cuando dice “círculo”, no hace un redondelito con el dedo. Cuando dice “paralelas”, no pone las palmas alineadas. Lo hace, porque no quiere que se note que las manos le tiemblan. Desde hace algunos meses, sobre todo cuando da clase por Zoom, las manos le tiemblan.
De pronto, abajo a la izquierda, la imagen de Martín desaparece. Y es reemplazada por un carpincho bebé que saluda a cámara. Saluda y saluda, una y otra vez. Los demás chicos se ríen. Están muteados, pero se nota que se ríen.
–Martín, por favor, volvé a conectar la cámara.
Pero Martín no responde. Ni conecta la cámara.
Y de pronto, Carlita desaparece. Y es reemplazada por un carpincho bebé. El mismo carpincho bebé. Que saluda a cámara. La señorita Marcela frunce la los labios. Está a punto de levantar las manos, pero se contiene, porque le tiemblan más que nunca. Ahora son ocho los carpinchos que la saludan. Y que no le contestan.
Unos segundos después, la pantalla entera se llena con un carpincho. Un único y gordo carpincho bebé. Que saluda a cámara.
La señorita Marcela reinicia la notebook.
Cuando la notebook se reinicia, el carpincho todavía sigue ahí.
4.
Vanesa está operando con el homebanking. Hace malabares para que sus deudas no crezcan mucho. Que no crezcan demasiado. De pronto, la pantalla se llena con un carpincho bebé que saluda. Sonríe y saluda a cámara.
Vanesa llama por teléfono al banco. Le contesta una grabación. Se disculpan. Por el momento tienen algunos problemas técnicos. Vanesa siente náuseas. Últimamente suele pasarle cuando se pone nerviosa. Llama otra vez. Y otra vez. En medio de la enésima repetición del mensaje, la grabación se interrumpe y el teléfono empieza a chillar.
¿Los carpinchos chillan?
5.
John es controlador aéreo en LaGuardia, aeropuerto de Nueva York. Tiene los ojos enrojecidos. Bosteza. Su turno ya casi termina. Casi. O quizás no.
John da un respingo. Se le caen los anteojos. Mira. Mira. Toca la pantalla. La acaricia. No sabe qué hacer.
Toma, desesperado, el teléfono que está su derecha. Pero no hay tono de llamada, sólo se oye chillidos. John no puede apartar los ojos del roedor. Un roedor gordo, con una gorra azul de piloto, que lo saluda desde la pantalla. La pantalla del radar. De lo que alguna vez fue el radar.
Tan fija tiene John la mirada, que no ve el pandemónium que se ha desatado a su alrededor.
6.
Sala estratégica del Pentágono. Un carpincho adulto nos mira desde la pantalla maestra. Tiene la mano derecha sobre la imagen del botón rojo. Un enorme botón rojo sangre.
¿Los carpinchos pueden lanzar un ataque nuclear?